Por Sebastian Vucassovich, fundador de Vinitus El mito de que se “echa a perder” rápidamente tras abrirla es un tema muy discutido. Aunque la exposición al oxígeno afecta al vino, no siempre significa que se arruine de inmediato. ¿Qué tener en cuenta para disfrutar un vino durante varios días sin que pierda su esencia? La idea de que el vino pierde todas sus virtudes al abrirse proviene de una verdad a medias: el oxígeno es el principal factor que altera esta bebida. Cuando el aire entra en contacto con el vino, comienza el proceso de oxidación, una reacción química que hace que pierda sabor, aroma y calidad conforme se “airea”. Este proceso varía según el tipo de vino y las condiciones de conservación, pero en promedio toma entre 4 y 7 días para que se deteriore por completo. Sin embargo, esta pérdida no es inevitable: existen formas de ralentizar la oxidación y conservar el vino en buenas condiciones. El primer paso, es volver a tapar la botella. Usar el corcho original es la medida más rápida y sencilla. Aunque no evita por completo la oxidación, es mejor dejar la botella abierta. Si el corcho se perdió, se puede reemplazar por otro de una botella distinta, incluso si no encaja a la perfección. Lo ideal, sin embargo, es utilizar tapones de silicona, que vienen en distintas calidades y modelos: desde los más simples hasta los que controlan la oxidación, los tapones de vacío o los sistemas de preservación con gas inerte (como nitrógeno o argón). Los tapones de vacío remueven el aire, lo que ralentiza la oxidación, aunque sin la protección adicional de un gas que ocupe ese espacio. En el caso de los sistemas avanzados, como los que emplean gases inertes, sí funcionan creando una barrera protectora sobre la superficie del vino. Al ser más densos que el oxígeno, estos gases desplazan el aire dentro de la botella, evitando que el vino entre en contacto directo con el elemento que lo oxida. Esta técnica no solo retarda la pérdida de aromas, sino que también previene la formación de compuestos que dan notas avinagradas. La refrigeración también es una gran aliada, incluso en el caso de los tintos. Guardar la botella en la heladera ralentiza las reacciones químicas y la actividad microbiana que podría afectar el sabor. Para servir, alcanza con sacarla unos 15 minutos antes y el vino recupera su temperatura ideal. Además del oxígeno, la luz directa y el calor aceleran las alteraciones químicas, por lo que es importante conservar la botella en un lugar oscuro y fresco —como la heladera o una despensa— para proteger sus aromas y sabores. Finalmente, es importante decir que no todos los vinos reaccionan igual ante la oxidación. Los blancos ligeros, los rosados y los espumosos son más vulnerables: sus perfiles frutales y, en el caso de los espumosos, sus burbujas, se desvanecen rápidamente. En cambio, los tintos —gracias a los taninos— y los vinos fortificados, con alto contenido de alcohol o azúcar, resisten mejor. Aun así, el impacto no es instantáneo ni universal, y creer que un vino se arruina en un día es una exageración. La sensibilidad varía, y conocer el tipo de vino ayuda a tomar mejores decisiones. En resumen, el vino no pierde sus cualidades automáticamente al abrirlo. Con algunos cuidados y un poco de ingenio, se puede seguir disfrutando una buena copa durante varios días.
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De la masividad del vino a experiencias customizadas
Por Sebastian Vucassovich, fundador de Vinitus y reconocido referente en la industria del vino. En los últimos años, el consumo de vino cambió bastante, en parte por cómo fueron cambiando los gustos de la gente y también por una mayor preocupación por el cuidado del planeta. Hoy, quienes disfrutan del vino no solo buscan algo rico para tomar, sino también vivir una experiencia distinta y más consciente. Una de las señales más claras de este cambio es el aumento en la demanda de vinos orgánicos y biodinámicos. Cada vez más personas quieren saber de dónde vienen los productos que consumen y eligen aquellos que cuidan el medio ambiente y pueden demostrarlo. Otra tendencia que crece es la de hacer del vino algo más personal. Ya no se trata solo de abrir una botella, sino de sumarse a distintas experiencias de catas, suscribirse a clubes de vino o tomarse un rato para charlar con nuestro vinotequero de confianza. Lo que se busca no es solo un buen vino, sino también una conexión con la historia que hay detrás, con quien lo hizo, con la experiencia completa. Un buen ejemplo de todo esto es Vinitus, una app pensada para acercar el vino a más personas. Con solo un clic, los usuarios pueden descubrir nuevos lugares y sabores, de forma simple y divertida. Además, Vinitus se presenta de una manera distinta dentro de un mercado que no para de crecer, funcionando como un puente entre productores —muchos de ellos nuevos o con ganas de hacerse conocer— y un público con ganas de probar cosas distintas. En todo este movimiento, las redes sociales cumplen un rol clave. Hoy los influencers del vino y los usuarios comparten en tiempo real sus descubrimientos, lo que ayuda a difundir etiquetas, espacios y propuestas. En resumen, las nuevas formas de consumir vino apuntan a algo más consciente, más personalizado y más saludable. Las bodegas y las plataformas tienen el desafío de adaptarse a esta nueva forma de disfrutar, que viene con un consumidor más curioso, exigente, pero también abierto a lo nuevo.
Vinitus: la app para salir a tomar una copa de vino por día
Una copa de vino por día, en los mejores lugares de Buenos Aires, sin preocuparse por el precio. Ese es el espíritu de Vinitus, la app que llegó para que salir a tomar vino sea más fácil, cómodo y accesible que nunca. A través de una membresía mensual, los usuarios tienen acceso a una copa diaria en los mejores wine-bars, vinotecas y restaurantes de la ciudad, por sólo $15.000, un precio que no supera el costo de tres copas. Lo que comenzó como un sueño de Mariano Scheinsohn, Lorena Reatti, Sebastián Vucassovich y Daniel Holcman —cuatro apasionados del vino, la tecnología y los negocios— se convirtió en una comunidad que invita a explorar, descubrir y disfrutar la vibrante cultura vinícola de Buenos Aires. Con más de 50 lugares adheridos, Vinitus está transformando las salidas a tomar vino en una actividad más accesible, divertida y espontánea. Además, la app cuenta con un mapa geolocalizado que facilita la búsqueda de nuevos lugares para descubrir y disfrutar el vino, permitiendo que cada día sea una oportunidad para explorar una nueva etiqueta, cepa o productor. Entre los spots más destacados se encuentran clásicos y modernos como Naranjo, Lardito, Casa Cavia, 4perros1livin, Verdit, Vini, Gran Bar Danzón, Winemakers, Aldo’s y muchos más. ¿Por qué Vinitus? La propuesta nace para cubrir una doble necesidad: por un lado, la de consumidores con ganas de explorar la creciente y excelente oferta de vinos en la ciudad, pero que muchas veces se ven limitados por el costo individual de cada copa o la indecisión sobre dónde ir. Por el otro, la de comercios que buscan atraer público nuevo, incrementar sus ventas y posicionarse mejor en una escena gastronómica competitiva. Vinitus resuelve esa brecha, democratizando el acceso al vino y dinamizando la experiencia gastronómica, al tiempo que genera un beneficio tangible para ambos lados. Una experiencia pensada para el consumidor Vinitus ofrece a los usuarios una experiencia completa y de valor real. Permite disfrutar hasta 30 copas mensuales por una tarifa que cuesta menos que el valor de tres copas individuales y sin obligación de consumición adicional, lo que representa un ahorro significativo. Además, brinda la posibilidad de descubrir y recorrer una red curada de lugares, con la oportunidad de probar etiquetas distintas cada día. La flexibilidad es otro diferencial: cada persona elige libremente dónde y cuándo canjear su copa, adaptando la experiencia a su rutina. Todo esto se gestiona fácilmente desde una app intuitiva, gratuita y amigable para cualquier tipo de usuario. Una oportunidad también para los comercios La propuesta no solo es atractiva para los usuarios, sino también para los comercios adheridos. Estos encuentran en Vinitus una herramienta efectiva para atraer nuevos clientes, posicionarse como referentes en el mundo del vino porteño y dinamizar su actividad en horarios de baja afluencia. Además, el modelo potencia el incremento de ventas gracias al consumo adicional de platos, tapas, copas extra o incluso botellas para llevar. La visibilidad que obtienen al formar parte de la comunidad Vinitus también fortalece su posicionamiento en un ecosistema gastronómico en plena transformación. El vino como protagonista “Cada copa cuenta una historia”, dicen desde Vinitus. Para sus fundadores, el vino no es solo una bebida, sino un gran conector social con una profundidad y una cultura incomparables. Representa historia, terruño, arte, ciencia y conversación. Desde la uva hasta la botella, el vino es una invitación al disfrute pausado, y una forma de transformar momentos cotidianos en experiencias memorables. En Buenos Aires, además, existe una escena vitivinícola vibrante y en constante crecimiento, con una calidad y diversidad que merecen ser exploradas. Y eso es lo que Vinitus viene a facilitar. Una comunidad en crecimiento Los miembros ya superan los 2000 usuarios activos y se proyecta alcanzar los 100.000 en los próximos doce meses. La app también está pensada para turistas y extranjeros que visitan Buenos Aires: pueden descargarla, disfrutarla como cualquier residente local y cancelarla fácilmente al finalizar su viaje, sin compromisos ni complicaciones. “Vinitus es una excusa perfecta para encontrarse con amigos, tener una cita diferente o simplemente relajarse después del trabajo. Todo gestionado de forma fácil y rápida a través de una app intuitiva”, cuenta Lorena Reatti, una de las fundadoras. Por su parte, Sebastián Vucassovich agrega: “Estamos democratizando el acceso a la cultura del vino, haciéndola más cotidiana y accesible para todos”.Disponible para descarga gratuita en App Store y Google Play, Vinitus se adapta a las nuevas tendencias de consumo, como la digitalización, los modelos de suscripción y la búsqueda de experiencias. Con planes de expansión a otras ciudades de Argentina y del mundo, Vinitus llegó para quedarse.
