El pasado viernes, The Winemakers celebró una década de historia como el concurso de vinos más influyente e imparcial en la industria vitivinícola argentina. En su décima edición, 120 enólogos de todo el país participaron en una cata a ciegas que coronó a Cristian Ampuero, de Bodega San Polo, como «Winemaker del Año» con su blend La Remonta, Cosecha Nocturna, de Valle de Uco. El pasado viernes, The Winemakers celebró su décima edición, consolidándose como el concurso referente en la industria vitivinícola argentina. En un ambiente de respeto profesional, 120 enólogos de todo el país se reunieron en el Hotel Esplendor de Mendoza, donde participaron de una cata a ciegas que determinó al winemaker del año y consagró a los mejores vinos de Argentina. Participaron 63 bodegas, donde cada una presentó una sola etiqueta. El certamen es un espacio inspirador donde los propios hacedores de vino se convierten en jurados. Este año se utilizó una APP diseñada por la joven empresa mendocina Glonthy para que los enólogos pudieran puntuar desde sus celulares agilizando la obtención de los resultados de manera inmediata. De esta forma, se garantizó la celeridad del proceso, el cual también es certificado ante escribano público. Se otorgaron 5 medallas de oro, 5 de plata y 3 reconocimientos especiales. El enólogo ganador “winemaker del año” fue Cristian Ampuero con La Remonta, Cosecha Nocturna Blend 2021 con 93.72. Además del reconocimiento de sus colegas, Ampuero recibió como premio un viaje de formación enológica a Francia, una oportunidad única para seguir perfeccionándose. Y el ganador es… La Remonta blend que está compuesto por 60 % Malbec, 20% Cabernet Sauvignon y 20% Cabernet Franc. Las uvas provienen del viñedo de Finca Las Peñas, en La Consulta y alcanzó el primer puesto con 93.72 puntos. Cristian, el winemaker expresó su orgullo por el reconocimiento: “Es un logro que pertenece a toda la gente que trabaja en San Polo y a mi familia; este premio simboliza el esfuerzo de todo un equipo». Cristian Ampuero tiene 36 años y es el orgulloso papá de Ema y Pedro. Nació en Godoy Cruz aunque se radicó en Maipú, Rodeo del Medio. Estudió en la Universidad Don Bosco y se recibió de enólogo en el 2012; desde entonces, trabaja en el sector vitivinícola. En el 2019, empezó a trabajar en Bodega San Polo. Cristian explica que este es el vino tope de gama y revela: “el año pasado participamos del concurso con el mismo vino pero cosecha 2019 y quedamos en el puesto 11. Este año, decidimos volver a participar y cuando iban anunciando el puesto número 3, pensé ´quedamos afuera´. Pero, al escuchar que habíamos ganado, me puse feliz. Esto es el resultado del esfuerzo y del trabajo de toda la bodega. Es un logro personal pero también familiar y de toda la bodega porque es un trabajo y apoyo constante”. Respecto a The Winemakers destacó la imparcialidad porque “nos da otra visión de la vitivinicultura. Yo me dedico a desarrollar vinos de calidad y a buscar la mejora continua. Entonces, que 63 enólogos y afines de vitivinicultura hayan degustado y punteado como puntean en una cata a ciegas, hace que florezcan las cualidades técnicas y las características más enológicas de nuestros vinos. Además, la organización y el servicio fueron excelentes”. 2024: una edición sorprendente The Winemakers otorgó distinciones a los diez mejores vinos, con cinco medallas de oro y cinco de plata, destacando etiquetas de diversas regiones argentinas. En la categoría Best Value, los vinos más destacados por su relación calidad-precio fueron Antiguo Legado, Casa Boher y Gran Malbec Blend de Terroir. Estos son los 10 primeros puestos: La gran sorpresa de esta edición Se destacó que, por primera vez, un vino biodinámico llegó a ocupar el Top 5 del certamen y obtuvo medalla de oro. Victoria Brond, la enóloga ganadora por el vino de Alpamanta Respect 2022, consideró que “The Winemakers significa mucho más que un concurso de vinos porque es un espacio donde los enólogos nos encontramos; es un lindo lugar de reencuentro”. Victoria contó que le gusta participar como una forma de conocer los mejores vinos del mercado en un solo día y en un solo lugar. “Nos da la posibilidad de degustar los vinos de la mano de sus hacedores”, manifiesta y agregó: “participamos para entender cómo estamos posicionados entre los vinos de alta gama”. En cuanto al puesto que obtuvieron, sostuvo que están “felices de que, a ciegas entre más de 120 enólogos y 63 vinos, el nuestro haya sido reconocido por la esencia, el terroir y el valor del lugar. En la décima edición de The Winemakers, nos da una alegría enorme haber obtenido el 4to lugar y estar a décimas del puesto número uno”. Opiniones de los enólogos sobre The Winemakers El legado de The Winemakers Jorge “Coqui” Cabrera, organizador del certamen, subrayó que el evento busca no sólo premiar a los mejores vinos, sino también honrar una pasión que conecta a la Argentina con sus raíces. “La imparcialidad del concurso permite que los vinos sean evaluados por sus méritos enológicos, promoviendo una visión técnica y sincera de la vitivinicultura argentina», comentó Cabrera.Sobre la edición de este año, “Coqui” sostuvo que “The Winemakers es entender que la industria tiene que estar unida para seguir creciendo, para entender el rumbo y para ver cuáles son los mejores estilos que se van adaptando al mercado interno y el externo. Si bien el ganador accede a un viaje a Francia, lo más importante es compartir y lo lindo es ese reconocimiento de los colegas a los vinos en una cata a ciegas y que fue inspiradora para muchos otros en los últimos años”.
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Emprendimientos: un viñedo pionero en el sur de Trenque Lauquen
La empresa Kikel plantó tres hectáreas de viñedos en una zona no tradicional. Apuestan a crecer y consolidar vínculos a través de la vitivinicultura. En los últimos dos años, la empresa Kikel, integrante del CREA 30 Agosto Mari Lauquen (región Oeste), incursionó en un emprendimiento vitivinícola en una zona donde no es tradicional el cultivo de la vid. La iniciativa apunta a convertirse en el primer viñedo de Trenque Lauquen y a motivar a otros productores de la zona para que incursionen en esta actividad. “Siempre quise tener un viñedo. Cuando egresé de la universidad, viajé a Mendoza para conocer un proyecto de espárragos en el Valle de Uco, y si bien no me interesó, volví encantado con la idea de los viñedos”, comentó Francisco “Pancho” Perkins, administrador de la empresa familiar Kikel. La idea se mantuvo presente en su cabeza durante varios años sin que pudiera encontrar la manera de realizarla, debido a sus responsabilidades y a los tiempos que dedicaba a la empresa familiar. Además, la idea de un viñedo suele estar asociada a la región de Cuyo y no a la zona pampeana. Pero eso cambió hace dos años, cuando Pancho realizó un viaje a la provincia de Córdoba junto a los demás integrantes de su grupo CREA, y allí conoció un viñedo, cuyo propietario desmitificó la idea de que la producción vitivinícola es exclusiva de la región cuyana. “Sin que le pregunte nada, él dijo que las uvas crecen en todos lados y empezó a nombrar distintos lugares del mundo donde se hacen viñedos, que no necesariamente están en la montaña, como en Francia, Italia y Sudáfrica”, recordó. Incluso en Argentina, los primeros viñedos se fundaron en Entre Ríos y no en Mendoza. Rápidamente puso manos a la obra: “Ahí me cayó la ficha. Cuando volví de Córdoba, me junté con mis hermanos y con mi madre, que son mis socios, y les planteé la idea de hacer un viñedo”. Toda mi familia dijo que sí, pero comenzando con un proyecto chico, que no pusiera en riesgo las demás actividades que lleva adelante la empresa. Con ese acuerdo familiar, Pancho viajó a Mendoza y contactó a Alejandro Tosso, cuarta generación de una familia que se dedica a la producción vitivinícola y miembro del CREA Los Andes. Con él realizaron una gira para conocer viñedos, bodegas y enólogos. A su vuelta a Trenque Lauquen, seleccionó el lugar del campo donde instalaron el viñedo, en unas lomas altas y quebradas, donde abunda el pasto llorón y que contrastan con el resto de la superficie del establecimiento, dominado por las planicies. “Cuando subimos ahí parece como si estuviésemos en la montaña”, afirmó Perkins. Estas lomas se caracterizan por ser arenosas, con una alta infiltración, que permiten hacer un manejo adecuado del agua mediante riego. Además se analizó cómo integrar la actividad del viñedo con la producción agrícola y ganadera. “A partir de ahí empecé a pensar por qué no hacerlo entre medio del trigo, del girasol, de la soja y de las vacas”, mencionó. “El desafío inicial más grande fue animarme a hacerlo porque es algo completamente distinto. De alguna manera, no tener viñedos cerca nos desafió a pensar cosas distintas, pero a su vez quisimos basarnos en los que sabían”. Así recibieron el asesoramiento de profesionales de Mendoza para armar los viñedos y en 2022 plantaron la primera hectárea de uvas, con el objetivo de probar las técnicas y aprender, antes de llevar adelante el proyecto completo, que se completaría con tres hectáreas en producción. En esa primera etapa se plantaron, con sistemas de espalderos, dos cepas blancas (Sauvignon blanc y Viognier) y cuatro tintas (Bonanda, Malbec, Cabernet sauvignon y Cabernet franc). En total, calculan que plantaron unas 4000 plantas por hectárea. “El primer año fue de aprendizaje. Tuvimos un logro razonable para esa primera instancia; cosechamos pocas uvas, pero registramos más pérdidas de plantas de lo que deberíamos haber tenido. Las heladas nos agarraron con las plantas demasiado verdes y se nos murieron varias. O sea, pagamos derecho de piso. Por eso quisimos comenzar de a poco. Ahora creemos que aprendimos bastante y este año nos animamos a completar el proyecto”. En 2024 plantaron las dos hectáreas que faltaban para completar el emprendimiento, con las cepas Malbec y Cabernet Franc. “Pensamos que el Malbec es la uva emblema de Argentina y, a la vez, sentimos que el Cabernet franc es la cepa del futuro. Por eso nos jugamos por esas uvas”, afirmó. “De todas maneras, ya teniendo las plantas podemos hacer nuestro propio vivero e ir reponiendo las cepas que queramos de un modo sencillo”, añadió. Para 2025 esperan obtener una cosecha, pero las plantas deben esperar unos años más para poder alcanzar todo su potencial. “De todos modos ya tenemos plantas bien formadas y calculamos que vamos a tener algo de cosecha como para empezar a probar la vinificación”, adelantó. “La idea es vinificar nosotros. Originalmente pensábamos mandar la uva a Mendoza, pero la provincia no permite el ingreso de la fruta, sólo de mosto. Así que planeamos hacer una micro bodega para vinificar directamente en el campo, que cuide muy bien la tecnología, la temperatura en el momento de fermentación, y trabajar con los mejores productos que consigamos. En principio la idea es armar una estructura básica, que vaya creciendo en la medida que crezca la producción.”, aseguró. El proyecto estaría andando a pleno en cuatro o cinco años, cuando esperan alcanzar una producción de 20.000 botellas de vino al año. No obstante, se trata de una iniciativa de largo plazo, que podría extenderse a lo largo de varias décadas e incorporar a las próximas generaciones de la familia, y que incluso puedan sumar a la actividad otros emprendimientos, como el turismo, la gastronomía y la hotelería. “Esa es una de las cosas que nos motivaban y nos plantea un horizonte diferente, porque con los cultivos de trigo, girasol, maíz, soja o maní, sólo debemos esperar seis meses desde que sembramos hasta que cosechamos.